miércoles, 19 de septiembre de 2012

Manzana de cristal

La mano con la cual sostenía el revolver le temblaba. Su voz se quebraba con cada palabra. Sus ojos llenos de odio no le quitaban la mirada de encima.

-         -Tranquila, podemos dialogar.
-          -Di una palabra más y te vuelo los sesos, bastardo.

Una lagrima resbalo por su mejilla. El hombre retiró las sabanas que le cubrían. Colocándose de pie junto a la cama.

-         - ¡Amor mio! ¿Qué crees que haces con esa arma? No es digno de una princesa. Déjala en la mesa y conversemos. No cometas una locura.
-          -¿Esperas que lloré? ¿Que corra lejos de aquí? Porque mi príncipe ira detrás de mí. Para decirme que todo es un mal entendido.
           -Pues es un malentendido ciertamente.
-          -Es un malentendido verte en la cama con una puta sirvienta. ¿Crees que soy estúpida? 

El hombre sonrió. Alcanzó el pequeño banquito que se hallaba junto al tocador. Se sentó en él. Apoyo los codos sobre las rodillas y entrelazo los dedos. La princesa aún lo apuntaba con el revolver. La sirvienta se levanto sigilosamente de la cama, aprovechando la conmoción para escapar.

-         - ¡Inténtalo perra! ¡Vamos corre! Por allí se encuentra el mayordomo o el cocinero, para que termines lo que yo interrumpí, puta.

La sirvienta rompió a llorar, se arrodillo y rogó perdón.

-Tranquila Lucy, solo esta celosa. Una simple sirvienta, posee un cuerpo más hermoso, sensual y atractivo que la hija de un hombre que gobierna un reino entero. –Dijo el príncipe soltando una carcajada.
-         - Por favor, señor. No diga esas cosas. Esto fue un error. –Murmuró Lucy entre sollozos.
-          -No parecía un error hace tan solo un instante- Exclamó el príncipe.
-          -¡Como te atreves a decir eso! Recuerda que tengo un arma y no dudare en volarte los sesos. A ambos –Gritó la princesa.
-          -¿Qué conseguirás con eso? Nada borrara lo que ya pasó. ¿Vivirás con las manos manchadas de sangre? ¿Odiándome por que alguien puede darme lo que tu no?
-          -¿Por qué te casaste conmigo? ¿Por qué me rescataste de ese horrible villano? ¿Por qué no me dejaste simplemente morir?
-          -¿Por qué? –Pregunto el príncipe con una sonrisa burlona –Así debía ser la historia ¿No? El valiente y bien parecido príncipe rescata a la dama en peligro. Se casan y viven felices para siempre –Comenzó a reír desenfrenadamente -¿Qué sigue luego? Comparto el resto de mi vida con una mujer aburrida. No hace nada en casa porque tiene sirvientes que hagan todo por ella. No tiene ningún talento. Ni afición. Solo se la pasa por allí paseando. Hasta en la cama es una aburrida y reservada. ¿Te suena emocionante?
-          .-Eso no te da derecho a hacerme algo como esto. Se supone que me amas.
-          -¿Amarte? Eres una mujer demasiado simple. Vestida siempre con trajes elegantes y conservadores. ¡A pesar que nos casamos siguen siendo la princesita! Eso no excita a nadie. Me alegro que haya pasado esto, al menos así puedo verte mas atrevida. Con un revolver en la mano, amenazando a su amado príncipe. ¿Quién lo imaginaria?
-         - ¿Quieres ver que tan conservadora puede ser, cariño? –Dijo la princesa mientras se acercaba al príncipe.
-          Realmente me gustaría ver eso.
-          -¿Crees que puedes burlarte de mí? ¡Maldito bastardo! ¿Piensas que eres perfecto?
-          -¿Perfecto? ¡Mírame! Sonrisa perfecta, hermoso cabello, ojos cautivadores, valiente, galán, entretenido, con un cuerpo muy sensual. Sin mencionar mis otras virtudes y atributos. Soy lo que toda mujer sueña. El príncipe perfecto. Puedo tener a la mujer que desee ¿Aun así pensaste que me ataría a una tan aburrida? ¿Solo por ser la princesa crees que eres la más hermosa, entretenida, simpática y sensual de todo el reino? No me hagas reír ¡Vamos Dispárame y termina con tu dolor!

La princesa arrojó el revolver al piso. Aterrada y confundida clavo la mirada en el suelo. Cubrió la mirada con las manos. Rompió a llorar. El príncipe recogió el arma, le quito las balas y las arrojo por la ventana para que se hundieran en el lago. Guardó el revolver en un cajoncito con llave. Le pidió a la sirvienta que se marchara. Cerró la puerta. Se inclinó junto a la princesa. La abrazó fuertemente. Ella trato de separarse de él, sin éxito.

-         - ¿Era tan difícil que lo comprendieras? Te casaste con el hombre del cual te enamoraste, ¿Verdad? Debo ser honesto contigo. No soy ningún príncipe. Yo era el sirviente del príncipe. Un limpia platos.
-          -¿Qué? ¿Ahora crees que te crea eso?
-          -¿Te desilusiona? El príncipe no estaba interesado en rescatar a una dama cuyo nombre ni siquiera conocía.  Pues yo, no podía permitir que un malvado se aprovechara de una muchacha inocente. Cuando te conocí realmente me gustabas. Tenaz e inteligente. Me hice pasar por príncipe. Te rescate y posteriormente nos casamos. Pero seguías atada al papel de princesa. Necesitaba salvarte de eso. De alguna manera debía despertarte. Por qué yo me enamore de una mujer, sin importar sus joyas, prendas, apellido o estatus social, pero ella no podía olvidar todo eso.
-          -Esa es la verdadera razón para engañarme, ¿No es así?
-          -Sé que no me creerás, pero todo fue un montaje. Sucio y cruel juego para despertar a la chica que amo realmente. Creí que al darte tal impacto, reaccionarias. Aunque jamás imagine que vendrías con un revolver.
-          -¿Me sigue creyendo estúpida?

El muchacho le seco las lágrimas con un pañuelo. Beso su frente.

-         .-A pesar de todo te sigo amando, esa es mi debilidad y lo sabes, maldito. –Le grito la princesa apartándolo de un empujón.
-          -No, esa es mi suerte. Que me ames a mí. Y no a esta estúpida interpretación de príncipe.
-          -Quisiera creerte. Quisiera que esas palabras fuesen ciertas.
-          .-De ti depende esa decisión. Yo me quedo contento. Sea odio o amor. Ocupare una parte en tu corazón, y en tus recuerdos. Te será inevitable no pensar en mí –Dijo mientras se disponía a marcharse. Sonrió. Despidiéndose con un gesto de mano cerro la puerta tras de sí.

A la noche siguiente. La luna brillaba intensamente, por lo que iluminaba bastante el dormitorio. El muchacho se recostó sobre la cama. Aún pensaba en ella. La deseaba.
Estaba a punto de dormir, cuando la puerta del cuarto se abrió. No daba crédito a lo que sus ojos veían. Por un momento creyó que ya dormía, por lo que se dio un pequeño apretón en el brazo. Se alegró que no fuese un sueño.

-          -¡Quítate la ropa! ¡Ahora! –Exclamó la princesa, mientras le apuntaba con un revolver. Esta vez en su rostro se vislumbraba una sonrisa coqueta.
-          -No me mate, hare todo lo que usted me pida.
-          -He arrojado mi corona a los sabuesos –Le susurro al oído. El joven se alegró. La beso apasionadamente.
-          -El villano es quien salva a la princesa y se queda con ella, es un final muy diferente.
-          -Para mí, es el comienzo de una historia interesante, gracias.



By Meg Holmes Kuroba

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