jueves, 13 de junio de 2013

Fragmento de "Proyecto RM"


Un pequeño fragmento de una historia que tengo en mente. 

[Parte del primer capitulo] 

El jugueteo incesable de sus dedos denotaba su ansiedad. No podía esperar. El muchacho que yacía sentado en un pequeño sofá acomodado en la salita de espera se colocó de pie. Impaciente se acercó al mostrador. 
-Ya no puedo esperar, me largo –Exclamó el muchacho. Sus ojos azules se posaron penetrantes y firmes sobre la mujer rubia que aguardaba al otro lado del mostrador.

-Le ruego que espere Sr. Mitchell. La doctora no tarda. Además usted llego diez minutos antes de lo acordado, es normal que espere- Le respondió amablemente la mujer.
-Llegué antes porque quiero acabar pronto con esta inútil sección, pero me doy cuenta que no la necesito, nada puede cambiar lo que soy, y llámeme Rick, gracias –Respondió el joven. Sonrió y alzó la mano en señal de despedida.
-Sr. Mitchell, regresé por favor –Gritó la recepcionista, pero fue en vano, el muchacho no hizo el menor esfuerzo en volver.

 Rick presionó el botón del ascensor mientras pensaba: “¿Quién necesita a una puta psicóloga? Nadie cambiará esto, jamás”. Subió al ascensor y clavó la mirada en su reflejo producto de los espejos montados en las paredes. “Tú creaste esto, así que no pretendas que cambie” pensó. Llevaba el cabello desmarañado y la ropa desarreglada. Desde aquel día no se había preocupado en como lucir o que vestir.  Al salir a la calle un hombre chocó contra él. “¡Atrapalo porfavor!” Gritó una mujer a lo lejos. Rick reaccionó tomo al hombre por el brazo, le golpeo el estómago con un punta pie y lo hizo caer al suelo. 

-¡Me ha robado! Por favor que me devuelva el bolso, mis cosas –Gritaba la mujer desesperada.
-¡Hijo de puta! Maldita escoria. No tienes idea las ganas que tengo de masacrar a las ratas como tú que dejan su asqueroso olor por donde quiera que van –Exclamó Rick mientras le agarraba del cuello. Con sus dos manos comenzó a estrangular al hombre.  Presionó con tal fuerza que los ojos del hombre estaban desorbitados y su cara enrojecida. El sujeto trató de liberarse pero era inútil.
-Tranquilo muchacho, ya viene la policía, no hagas algo innecesario –Dijo uno de los guardias del edificio del cual acaba de salir. Rick obedeció a regañadientes. 

 “Maldito pedazo de basura, tan frágil, tan vulnerable” Pensó mirando con odio al hombre que tocia de rodillas en la acera. “¿De verdad permites que sigan con vida? Y ¿A mí no me permites la suerte que ellos no quieren?” Dijo Rick lanzando una mirada al cielo.

-Gracias, de verdad, eres muy hábil y amable –Dijo la mujer que había pedido su ayuda.
Rick no respondió. La observó atentamente. Era muy atractiva. De estatura media, delgada, mejillas coloradas, cabello oscuro, el cual llevaba sujetado con una cola . Sus ojos eran expresivos de un tono pardo.

-¿Te invito un café? –Continuó diciendo la muchacha con una sonrisa en el rostro.
-Debes esperar a que llegue la policía, probablemente te hará preguntas. –Respondió fríamente Mitchell.
-No tardaré –Le guiño un ojo con coquetería y se encaminó hacia al oficial que llegaba al lugar.
“¡Demonios! ¿Qué diablos pretenderá esta mujer? Debería marcharme… sin embargo, podría intentarlo, ¿Esto lo que quieres?” Fueron las palabras que pasaron por su mente mientras su mirada se posaba en la muchacha que hablaba animadamente con el oficial. La chica le devolvió la mirada con una dulce sonrisa. Dio gracias al agente y volvió con un dulce tabaleo hacia Rick.

-¿Vamos por el café?  -Preguntó la muchacha.
-Me has dejado sin alternativas -Dijo encogiéndose de hombros. 

Caminaron por la acera. La conversación se tornó a temas sin relevancia. Llegaron a la cafetería donde continuaron su charla. Rick se limitó a contar su ocupación y algunos pasatiempos. Después del café decidieron hacer un paseo por el parque.

-Me gusta el frió, estar abrigada como un oso. Aunque el clima me coloca algo nostálgica.
Rick le contesto con una sonrisa. No deseaba animar más la conversación, estaba cansado. Observó a su alrededor y notó la poca cantidad de personas que circulaba alrededor. Entonces fue cuando tomó la decisión. Sujetó a la muchacha por el brazo y la empujó contra un enorme árbol. La miró un par de segundos y la besó. La chica enrojeció pero correspondió el beso. Soltó a la muchacha y se llevo una mano al pecho. Nada. Aquello no le produjo ninguna sensación.

-¿Quieres ir a mi casa? Vivo cerca –Le dijo en tono de susurro.
-Pues me gustaría –Respondió la joven algo avergonzada.

Tomaron un taxi. Llegaron al pequeño apartamento de Rick. Dentro del lugar Rick le ofreció cortésmente un trago a su invitada. Luego la besó y acarició.

-Quítate la ropa y lúcete para mí –Ordenó sentándose al pie de la cama.

La muchacha obedeció. Se quitó sus prendas en conjunto a un baile sensual. Le sonreía coquetamente y le acariciaba el cabello de vez en cuando. Rick se colocó de pie. Se paseo por la habitación pensativo. La chica lo miró sin entender. 

-¿Qué sucede? ¿No te sientes listo? -Preguntó con dulzura. 
-No eres más que otra maldita puta –Exclamó Rick tras un fuerte suspiró –Que lastima que haya tantas como tú.
-¡¿Qué demonios te pasa?! ¿Cómo osas a llamarme puta cuando fuiste tú quien me invitó hasta acá? –Gritó furiosa la muchacha. Recogió su ropa y se vistió rápidamente.
-Ni siquiera me costó convencerte de venir aquí, ¿Acabas de conocerme y ya puedo verte los senos? –Respondió Rick con una risa burlona -¿Qué más quieres que diga? ¡Eres una completa puta! Y ¡Gratis!
-¡Loco de mierda! ¿Por qué te burlas de mí maldito infeliz? ¡Jodete! –Exclamó la mujer lanzándole una lámpara que se rompió al contacto con la pared.

Rick permaneció tranquilo. Caminó lentamente hacia la cocina. Tomó una taza con la intención de preparar un poco de café. La muchacha en su lugar buscaba sus cosas, con lágrimas en los ojos le dirigió una mirada de odio.

-¿Qué clases de enfermo eres?
-No olvides tu bolso, está encima de… ¡Vaya! Me costará quitar el olor de tu perfume –Contesto Rick con una agradable sonrisa -¿Aún sigues aquí?

La mujer rompió en llanto. Cogió su bolso y cerró la puerta de un portazo.  Rick bebió tranquilamente su taza de café y encendió la laptop.

-No me estoy burlando de nadie –Dijo tranquilamente –Solo no pensaba acostarme con una mujer tan fácil y fui sincero ¿Cuál es el problema de ser sincero?

Una triste melodía de violín inundó el cuarto.  Era el celular de Rick que sonaba. Verificó el numero con una mirada de rencor en el rostro.

-¡Que llamada más detestable! – Gruño. Contestó de malas ganas -¿Diga?... ¡Al diablo! Iré  –Cortó. Lanzando el móvil al sofá se alisto para salir. Al llegar al cuarto recogió los restos de la lampara. Se hizo una pequeña cortada en el dedo con uno de los trozos. Rick observó atentamente como la sangre recorría su dedo. 
-Al menos pude quedarme con esto. -Musitó y una sonrisa complaciente se dibujo en su rostro. -Será un hermoso espectáculo. ¡Oh, ya lo creo! Será magnificó.

Abandonó el departamento con un cierto regocijo. 


[Fin del fragmento]


By Meg Holmes Kuroba

No hay comentarios.:

Publicar un comentario